El Marketing de Contenidos. Cuando navegas en Internet, y “vayas a donde vayas” te verás bombardeado de todo tipo de contenido, videos, fotografías, infografías, podcast, publicaciones en redes sociales, Tuits, correo electrónico etc. En algunos sectores, hay una evidente saturación de contenidos que llevó a acuñar el término Infoxicación (intoxicación por exceso de información). Esta situación posiblemente se ha visto agravada por el uso cada vez más amplio de smartphones al permitir publicar en internet aún más rápidamente tanto texto como fotografías y vídeo.
No necesitamos más contenido sino que éstos sean de calidad, mejores y que aporten valor a los usuarios para quienes va dirigido.
Saber distinguir.
Distinguir entre contenido de valor y otros es imprescindible para no caer en otro tipo de uso del contenido, como las estrategias publicitarias que la de marketing de contenidos. Bajo esta perspectiva, si el contenido no va a aportar nada al usuario, es mejor no publicarlo, de otra manera estaríamos “aportando” a la Infoxicación. El Contenido siempre ha de contribuir en mayor o menor medida a cubrir las necesidades que tenga el usuario en ese momento.
No hay ningún estándar de calidad que mida al contenido, al menos todavía no hay nada estandarizado en este sentido.
Si podemos considerar a tener en cuenta si pensamos en los sinónimos que puede tener este “valor” que le pedimos al contenido (“Marketing de contenidos”, Eva Sanagustín (ed. Anaya Multimedia):
- Relevante: que destaque por encima del resto de contenidos que pueda encontrarse el usuario, ya sea por su enfoque diferencial como por su temática.
- Interesante: que llame la atención de nuestros usuarios lo suficiente como para animarle a querer leerlo.
- Útil: que satisfaga su curiosidad de manera práctica pero sin descartar la reflexión más teórica que ponga contexto a decisiones que deban tomarse.
- Compartible: que la reputación del usuario gane por el simple hecho de dar a conocer ese contenido a su red de contactos.
- De calidad: que no nos de vergüenza poner el logo o asociar nuestra marca a ese contenido.
- Creíble: que demuestre que sabemos de qué hablamos, que demuestre nuestra experiencia en el campo en el que se publica.
- Bueno: que lo hayamos trabajado documentándonos y editándolo para que esté bien escrito al nivel que esperarían nuestros usuarios de nosotros.
- Original: que transmita nuestra personalidad de manera que solo nosotros lo podamos haber escrito.
- Personalizado: que esté pensado para nuestro usuario y solo para él, sin pensar tanto en la competencia, nuestros superiores o Google.
- Con una finalidad: que se publica para cumplir con un objetivo dentro de la estrategia de la empresa pero también para satisfacer el objetivo del usuario a la hora de consumirlo.
Si conseguimos crear contenido con estas características, entonces sí podremos decir que nuestro contenido es relevante y de valor.
El Marketing de Contenidos y el Buyer Persona, imprescindible conocerlos.
Es necesario poner al usuario en el centro de la estrategia. Nos ayudará a gestionar las expectativas de los resultados que podemos conseguir ya que es útil para saber cuestiones básicas como qué espera la audiencia de nuestros contenidos, cómo éstos pueden ayudarles, cómo esperan que sean, dónde los están buscando…
Si entendemos bien qué es el Buyer Persona y cómo desarrollarla, sabremos bien que nos enfocamos en ayudar a resolver algún dolor, problema que tengan ellos, por tanto el contenido tiene que ayudar a resolverle ese “problema” por el que está pasando, y es a ello que llamamos “que aporta valor al usuario”, a nuestro público objetivo.
Así que el marketing de contenidos no es una forma inmediata de vender ni de aumentar las ventas rápidamente. Es una manera de ayudar a nuestros potenciales clientes. La venta se produce indirectamente una vez hemos conseguido su confianza.
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